
La gente se me abalanza por la calle y me pregunta:
Cómo conociste a luci?, aprisa cuéntanos, yo les pido paciencia, aún no es el momento, no desanimarse, les remito a mi blog, algún día lo contaré, Ese día ha llegado.
Corría el año catapum antes de cristo, en una noche de invierno el destino quiso que nuestras vidas se cruzaran, en una recta tangente, a la perpendicular, formando un único par de coordenadas, que el tiempo viejo maestre, no creo que nos vuelva a regalar, aunque nuestras vidas a veces se conviertan en rectas secantes.
En una noche de esas que uno empieza en un parte del tablero, pero que no sabe donde le va a llevar la partida, topé con un paisano, que saltando de casilla en casilla, me dio a conocerla, puede que fuera la fortuna de un siete o la desgracia de una mala mano, eso, sólo queda entre la calva y yo.
Andaba yo de bares, una copita aquí otra allá, sin más obligación que el puro hedonismo, curioseando un garito donde comenzaba a pinchar uno del que glorificaban su selección musical, su impecable sentido del momento acción-reacción, más el dominio de los platos, “debería salir en la guía pinchelín”, “se maneja como un Aquiles de la aguja” ( esto lo pongo por darle una mayor altura, a términos, como “ el tío es la polla”) , allí me planté a verle los talones.
Nos reconocimos enseguida, nos saludamos, me subió a la cabina a ver el equipo, así como el que no quiere, hablando de música, de esto y de lo otro pasaba el rato. Me propuso ir a dar una vuelta a una disco que me decía muy guapa, en principio pensaba que iríamos solos, pero más tarde, me presento a una peña con la que iba, unos chavales y unas nenas muy monas, la última que se levanto a presentarse era luci, la vi y se me secó la boca, era un autentico cañón.
Cómo conociste a luci?, aprisa cuéntanos, yo les pido paciencia, aún no es el momento, no desanimarse, les remito a mi blog, algún día lo contaré, Ese día ha llegado.
Corría el año catapum antes de cristo, en una noche de invierno el destino quiso que nuestras vidas se cruzaran, en una recta tangente, a la perpendicular, formando un único par de coordenadas, que el tiempo viejo maestre, no creo que nos vuelva a regalar, aunque nuestras vidas a veces se conviertan en rectas secantes.
En una noche de esas que uno empieza en un parte del tablero, pero que no sabe donde le va a llevar la partida, topé con un paisano, que saltando de casilla en casilla, me dio a conocerla, puede que fuera la fortuna de un siete o la desgracia de una mala mano, eso, sólo queda entre la calva y yo.
Andaba yo de bares, una copita aquí otra allá, sin más obligación que el puro hedonismo, curioseando un garito donde comenzaba a pinchar uno del que glorificaban su selección musical, su impecable sentido del momento acción-reacción, más el dominio de los platos, “debería salir en la guía pinchelín”, “se maneja como un Aquiles de la aguja” ( esto lo pongo por darle una mayor altura, a términos, como “ el tío es la polla”) , allí me planté a verle los talones.
Nos reconocimos enseguida, nos saludamos, me subió a la cabina a ver el equipo, así como el que no quiere, hablando de música, de esto y de lo otro pasaba el rato. Me propuso ir a dar una vuelta a una disco que me decía muy guapa, en principio pensaba que iríamos solos, pero más tarde, me presento a una peña con la que iba, unos chavales y unas nenas muy monas, la última que se levanto a presentarse era luci, la vi y se me secó la boca, era un autentico cañón.